Desde que me dedico a esto de la psicología, he podido apreciar en los innumerables pacientes que he atendido, que uno de los casos más comunes es la depresión por abandono.
Que el desamor sea lo que más nos desestabiliza no deja de
ser curioso. El escritor Juan Cruz me dijo una vez con su característica lucidez: «Cuando te dejan, sientes realmente que te
ahogas». Aun así, por muy común que sea, pasarlo mal por desamor es muy irracional, porque:
• Casi todo el mundo se recupera. Y, muchas veces, muy rápido. Por lo tanto, no es nada grave. No hay por qué ponerse tan mal.
• Cuando tenemos una nueva pareja, solemos darnos cuenta de que la anterior era un coñazo. De modo que es una tontería.
• La soledad que sentimos cuando nos dejan es irreal, porque ¡en realidad no estamos solos! Nos rodean siempre muchas otras personas maravillosas.
Y hoy puedo asegurar que, si estás bien amueblado mentalmente y te dejan, este asunto no te afecta demasiado. No te gusta, pero no te haces el harakiri. Puedes pasar una semana mal, sí, pero tras ese período te lanzas a vivir la vida sin freno, a comértela a dentelladas, porque, simplemente, ¡hay tanto por hacer! ¡El milagro de la vida nos espera ahí fuera!
Para superar rápido una separación, hay que convencerse — al máximo — de los siguientes puntos:
• Nadie necesita a nadie concreto.
• La vida está repleta de oportunidades para amar (actividades, amigos, familia . . .).
• Encontrar a otras personas a las que amar es la cosa más fácil del mundo (si nos abrimos).
• Mientras puedas hacer cosas valiosas por ti y por los de más, tu vida podrá ser maravillosa SIEMPRE.
