La mejor manera de reducir el estrés es, sin duda, comprender que no necesitamos el trabajo para ser felices. Podemos plantearnos la peor fantasía: que nos despiden del trabajo. O, aún peor, ¡que nunca encontramos ningún empleo!
¿Qué haríamos si tuviésemos que vivir de la beneficencia pública? ¿Podríamos ser felices, como lo es mi querido amigo Albert Casals? ¡Por supuesto que sí! Habría miles de cosas valiosas para hacer por nosotros y por los demás.
En la gran mayoría de los casos la peor fantasía no sucederá nunca, pero estar mentalmente preparado para ella es el mejor ejercicio, porque, si estamos poseídos por esta convicción, ¿qué nos podrá preocupar?

Fuente: elcorreo.com