Hay quien dice que no hay mejor forma de aprender que enseñar a los demás. Y es del todo cierto.
Al enseñar, hacemos el esfuerzo de desgranar los mecanismos de un fenómeno y ese ejercicio nos permite comprenderlo mejor.
Por eso, es muy bueno hacer de psicólogo a la pareja o los amigos. Al hablarles a ellos, nos estamos hablando a nosotros mismos, nos estamos persuadiendo de que necesitamos muy poco para ser felices.

Fuente: compartirpalabramaestra.org