En el camino hacia la superación de la ansiedad, uno de los pasos más cruciales y, a menudo, más desafiantes, es aprender a dejar pasar el tiempo. Este concepto, extraído del libro «Sin miedo» de Rafael Santandreu, nos enseña una lección fundamental: la curación no sucede de la noche a la mañana.
Requiere paciencia, determinación y una aceptación profunda de nuestros síntomas y nuestra situación actual. Vamos a explorar qué significa realmente dejar pasar el tiempo y cómo este enfoque puede transformar nuestra vida.
¿Qué significa dejar pasar el tiempo?
Dejar pasar el tiempo no es simplemente esperar a que los problemas desaparezcan por sí solos. Se trata de aceptar que el proceso de curación es gradual y que no podemos forzar una solución rápida.
Es entender que, aunque deseamos liberarnos del malestar lo antes posible, esta urgencia es, de hecho, contraproducente.
Querer acelerar el proceso de curación es una forma sutil de seguir temiendo al malestar, de no aceptar completamente nuestra situación actual.
En pocas palabras, dejar pasar el tiempo implica adoptar una postura de calma y aceptación, sin prisas ni luchas internas. Es colocarnos en una posición de largo recorrido, donde nos permitimos experimentar lo que sea que estemos sintiendo, sin necesidad de que desaparezca de inmediato.
Es aprender a estar cómodos con la incomodidad, a aceptar que los síntomas pueden persistir por un tiempo, y a confiar en que, con el tiempo, irán disminuyendo.
¿Por qué es tan importante?
La aceptación total, que es el corazón de este concepto, requiere que dejemos de luchar contra nuestros síntomas. La impaciencia es una señal de que no estamos aceptando por completo nuestra situación; es un deseo de escapar del malestar lo más rápido posible. Pero este deseo, esta prisa, solo perpetúa la ansiedad y el malestar.
Al dejar pasar el tiempo, estamos entrenando a nuestra mente para que se sienta cómoda en medio de la tormenta. Estamos diciéndonos a nosotros mismos que no necesitamos que el problema desaparezca de inmediato para estar bien.
Esta actitud no solo reduce la ansiedad, sino que también fortalece nuestra resiliencia emocional, preparándonos para enfrentar futuros desafíos con una mentalidad más fuerte y serena.
Cómo practicar el dejar pasar el tiempo en la vida diaria
- Reconoce tus síntomas sin luchar contra ellos: Cuando sientas ansiedad o malestar, en lugar de intentar escapar o eliminar esos sentimientos de inmediato, permite que estén ahí. Observa lo que sientes sin juzgarlo, sabiendo que es temporal.
- Adopta una mentalidad de largo recorrido: Recuerda que la curación es un proceso, no un evento. Cada día que pasas aceptando y permitiendo que el tiempo haga su trabajo, estás un paso más cerca de la superación.
- Desarrolla la paciencia: La paciencia es clave en este proceso. Desarrolla la habilidad de esperar sin ansiedad, sabiendo que el tiempo es tu aliado, no tu enemigo.
- Evita las prisas: Resistir la tentación de apresurarte a sentirte mejor es esencial. Cada vez que intentas acelerar la curación, estás evitando el verdadero trabajo de aceptación. Relájate y confía en el proceso.
Imagina que Marta, una joven de 28 años, está pasando por una fase de despersonalización. Desde hace unas semanas, siente como si estuviera desconectada de su propio cuerpo, como si todo lo que la rodea fuera irreal.
Este estado la asusta y, cada día, se encuentra luchando contra estas sensaciones, deseando que desaparezcan de inmediato. La ansiedad que siente por esta desconexión hace que se obsesione con cada sensación extraña que experimenta, lo que solo intensifica su malestar.
Aplicando el método de «dejar pasar el tiempo»:
- Aceptar las sensaciones sin lucha: Marta decide que, en lugar de luchar contra las sensaciones de despersonalización, intentará aceptarlas tal como son. Cada vez que siente esa desconexión, se dice a sí misma: «Esto es incómodo, pero no peligroso. Mi mente está tratando de protegerme del estrés. No necesito pelear contra estas sensaciones».
- No apresurarse para sentirse mejor: En lugar de buscar soluciones rápidas o desesperarse porque las sensaciones no desaparecen de inmediato, Marta adopta una actitud de paciencia. Se recuerda que este es un proceso que lleva tiempo y que no necesita que desaparezca de un día para otro. En lugar de obsesionarse con cuándo terminará, decide enfocarse en su día a día, haciendo lo que puede para mantener una rutina normal.
- Focalizar en el presente: Marta comienza a practicar mindfulness y otras técnicas de atención plena para anclarse en el presente. Cuando las sensaciones de irrealidad la abruman, en lugar de huir de ellas, las observa con calma, reconociendo su existencia sin tratar de suprimirlas. Poco a poco, se da cuenta de que al no enfocarse tanto en las sensaciones, estas pierden fuerza.
- Dejar que el tiempo haga su trabajo: Marta aprende a confiar en el proceso de recuperación. Acepta que, con el tiempo, estas sensaciones de despersonalización se irán desvaneciendo. Su misión no es hacer que desaparezcan de inmediato, sino vivir su vida lo mejor posible mientras el tiempo pasa.
Resultado
Con el tiempo, Marta nota que las sensaciones de despersonalización comienzan a reducirse en intensidad y frecuencia. Al dejar de luchar contra ellas y permitir que el tiempo pase, su mente y su cuerpo empiezan a relajarse. Descubre que, aunque las sensaciones aún aparecen de vez en cuando, ya no le causan la misma angustia.
Ha aprendido que no necesita estar libre de estas sensaciones para vivir plenamente su vida. Al final, es el tiempo y su actitud de aceptación los que facilitan su recuperación.
Pensamientos finales
Dejar pasar el tiempo es una de las lecciones más valiosas que podemos aprender en nuestra lucha contra la ansiedad y otros desafíos emocionales. Nos enseña a aceptar nuestra situación tal como es, sin la urgencia de cambiarla de inmediato, y a confiar en que, con paciencia y determinación, las cosas mejorarán.
Si sientes que te cuesta aplicar este concepto por ti mismo y te encuentras luchando contra la impaciencia, no dudes en contactar con el equipo de Rafael Santandreu. Estamos aquí para ayudarte a desarrollar la paciencia y la aceptación necesarias para superar cualquier desafío emocional. ¡Recuerda, la curación es un maratón, no una carrera de velocidad!
Dificil mas no imposible,pero se puede no estoy al cien pero estamos avanzando y con mucho amor y toneladas de FE!
Hola Míriam!
Muchas gracias por tu comentario!
Enhorabuena por el trabajo que estás realizando! Como bien dices y aplicas, es importante impregnarnos de mucho amor, mucha fe en la terapia y mucha paciencia y perseverancia!
Un afectuoso abrazo, Míriam!