¡Hola amig@s! Hoy quiero hablarte de la ataraxia, ese concepto maravilloso que nos legaron los estoicos y que consiste en la imperturbabilidad, es decir, la capacidad de estar en paz y sereno ante cualquier situación.
En pocas palabras, ¡la felicidad auténtica y sostenible! Si alguna vez te has sentido arrastrad@ por las emociones negativas o el estrés de la vida diaria, la ataraxia es el antídoto perfecto.
Vamos a ver ejemplos de ataraxia a través de situaciones cotidianas y algunos trucos sencillos para que la practiques. Así que, ¡vamos a ello!
¿Qué es la ataraxia?
La ataraxia es ese estado de calma total donde nada te puede alterar.
Los estoicos, como Epicteto, Séneca y Marco Aurelio, la describían como el arte de no dejarse llevar por el torbellino de las emociones y enfocarse en lo que realmente podemos controlar: nuestros pensamientos y acciones.
Ejemplos de ataraxia en la vida diaria
1. El tráfico infernal de cada día
Imagínate que estás en un atasco, de esos que parece que jamás acabarán.
Tienes dos opciones: agobiarte, quejarte y darle vueltas a la idea de que estás perdiendo el tiempo, o… practicar la ataraxia.
Los estoicos te dirían: “¿Puedes controlar el tráfico?” Obviamente, no. Entonces, no malgastes tu energía en ello. Pon música que te guste, escucha un audiolibro o, simplemente, disfruta del momento para desconectar la mente.
2. Una crítica en el trabajo
Recibes una crítica de tu jefe o compañero.
Lo normal es sentir que te hierve la sangre o caer en la inseguridad. Pero, ¡alto ahí!
Practica la ataraxia: ¿Esa crítica dice algo real sobre ti? Si es así, ¡aprovéchala para mejorar! Si no, déjala pasar.
Como decía Epicteto: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que pensamos acerca de lo que nos sucede.” Hazte inmune a la opinión de los demás, ¡no te define!
3. Un retraso en el vuelo
Estás en el aeropuerto y te avisan de que tu vuelo se ha retrasado horas.
¿Pataleta, enfado y frustración? Mejor no.
Pregúntate: “¿Puedo cambiarlo?” No, ¿verdad?
Entonces, aprovecha ese rato para leer, caminar, observar a la gente… La serenidad es un superpoder que solo tú decides usar.
Cómo practicar la ataraxia: pasos sencillos
1. Identifica lo que puedes controlar y lo que no
Haz una lista mental o en papel de las cosas que te preocupan.
Luego, separa las que puedes cambiar (como tu actitud, tu respuesta) de las que no (la opinión de los demás, el clima, etc.). Centra tu energía en lo primero y suelta lo segundo.
2. Cambia el lenguaje que usas contigo mismo
Pasa de un “¡Esto es terrible!” a un “No me gusta, pero puedo afrontarlo.”
O de un “No puedo soportar esta situación” a un “Esto es incómodo, pero no me hace daño.” Verás cómo cambia tu percepción y, con ella, tu emoción.
3. Medita y respira profundamente
Cada mañana o en momentos de tensión, dedica unos minutos a respirar profundo y observar tus pensamientos sin juzgarlos.
Imagina que eres un río y las emociones son hojas que flotan y se van. Tú no eres esas emociones, solo las ves pasar.
4. Practica el desapego
Recuerda que nada es “tuyo” de verdad, ni las cosas ni las personas.
Todo cambia, todo fluye. Así, si algo se va o se altera, no te aferras.
Como decía Marco Aurelio: “Acepta cada cosa que te suceda como parte del entramado de la vida.” La ataraxia surge de aceptar este hecho.
¡A practicar!
La ataraxia es ese estado de paz y claridad mental que todos podemos alcanzar. Es cuestión de práctica y, sobre todo, de recordar que nada ni nadie fuera de ti puede robarte la serenidad… ¡a menos que tú lo permitas!
Si necesitas ayuda para profundizar en la práctica de la ataraxia o cualquier otro tema relacionado con la gestión emocional, no dudes en contactar con nuestro equipo. ¡Estamos aquí para ayudarte a construir una vida serena y feliz!